jueves, 31 de mayo de 2007

Morir por amor

Morir por amor
"Nadie muere por amor” se podría decir que es una mentira ya que en el libro los sufrimientos del joven Werther” escrito por Goether, podemos darnos cuenta que el amor nos puede llenar de mucha alegría pero también puede ser el causante de un desenlace fatal como el del protagonista de esta obra.

Werther escribe cartas a su amigo Guillermo, en la primera le relata lo contento que se encuentra en el pueblo al que ha llegado, le describe la hermosura de la naturaleza que lo rodea y lo feliz que se siente porque ha encontrado gente que le ha llegado a tener cariño, en especial los niños.

En una fiesta a la que asiste con una compañera que no es de todo su agrado, conoce a Carlota, una hermosa mujer que lo cautiva desde el primer momento y a la cual no podía dejar de admirar. Pero Carlota estaba comprometida con Alberto un joven de alta sociedad que estaba estudiando en Suiza, esto no impidió que Werther la ame sin medida.

Werther con el fin de olvidar a su amada, acepta un cargo diplomático con la seguridad de que esto le ayudará a sacar de su corazón a Carlota pero no lo logra y decide renunciar a su puesto y regresa al pueblo para ver a su enamorada, pero ella y Alberto ya estaban casados. Esto una honda tristeza en el joven enamorado que nunca se dio por vencido y siempre trataba de estar cerca de ella.

El Joven Werther se siente en un callejón sin salida ya que no puede dejar de amar a una mujer casada y ante el rechazo de ella, ordena a su criado que vaya a la casa de Alberto para pedir unas pistolas, con una de éstas, se suicida de un disparo en la cabeza cayendo al suelo sin que nadie lo auxilie. Fue enterrado bajo las lágrimas de quienes lo habían llegado a querer y apreciar por su forma de ser.

miércoles, 30 de mayo de 2007

Un exiliado en su propio país

Un exiliado en su propio país

La aventura de Miguel Littin Clandestino en Chile, es un reportaje escrito por Gabriel García Márquez en base a las experiencias de un hombre que decidió contar una historia desde el lugar mismo de los hechos.

Miguel Littin, es un director de cine que a partir de la dictadura de Augusto Pinochet tuvo la prohibición absoluta de regresar a su país. Pasaron doce años para que Miguel regrese a su Chile que tanto añoraba, pero no lo hacía porque había terminado la dictadura sino porque quería mostrar al mundo, a través de un documental, la atrocidad de una dictadura y cuanto daño esta le había hecho a su patria.

Littin contrato a equipos de filmación de Francia, Italia y otro país europeo con el fin de realizar la grabación de las escenas que él quería para su proyecto. Además, debió cambiar su apariencia física y aprender el acento uruguayo para tratar de pasar desapercibido mientras realizaba su trabajo, se convirtió un exiliado dentro de su propio país.

La compañera en su aventura, fue Elena una joven militante de la resistencia chilena que era la encargada de realizar los contactos con las personas claves para que hablen sobre las experiencias vividas en la dictadura. Bajo la mirada de los carabineros, Littin recorría las calles, lugares históricos de Chile, trataba de hablar con la gente para saber la opinión que tenían sobre la dictadura pero eran reacios hablar porque no querían meterse en problemas

Fueron muchos los riesgos que corrió para filmar los adentros de su país y sentía mucha rabia por no poder ser quien en verdad era, hasta que llegó donde su madre con quién pudo ser Miguel Lititin sin necesidad de ocultar su identidad por miedo a ser encarcelado.

Luego de un trabajo arduo, todas las filmaciones estaban en España en espera de que su arquitecto llegue para darle forma a todo lo que estaba impreso en las cintas que contarían la verdad de una dictadura. Littin se fue de su país con la sensación del deber cumplido y con la satisfacción de que todos los que habían participado en su locura estaban a salvo bajo una democracia.


El negocio de las cabezas

Augusto Moterroso, narra en el cuento de mister Taylor, la vida de este singular personaje que llegó a América del Sur.

Mr. Percy Taylor oriundo de Bostón, dejó su natal ciudad para ir a la región amazónica, era un hombre muy pobre que transitaba por las calles de esa población recibiendo la burla de la gente que lo veía pasar pero con el tiempo la gente se acostumbro a su presencia.

Un día, mientras Mr. Taylor caminaba por las calles, un indígena lo intercepto para venderle una cabeza de hombre reducida (tzantza) pero él no le entendió y el indígena opto por regalarle aquella cabeza.

Mr. Taylor estaba asombrado con aquella adquisición y decidió enviársela a su tío Mr. Rolson que vivía en Nueva York quien vio en este singular objeto el inicio de un gran negocio que se expandió por varias ciudades y que tenía muchos compradores.

Los inventores de este negocio convencieron a la gente que el exportar estas cabezas reducidas les traería desarrollo y creyeron en sus palabras, por lo que hicieron de todo para que siempre exista la materia prima para estos artículos. Pero con el pasar de los meses, el negocio decayó debido a que ya paso la novedad y no existían más personas que matar para conseguir las cabezas.

Mr. Taylor al ver que no existían más cabezas, decidió que la suya sería la última que su tío recibiría. Con este triste final, termina un cuento en el que podemos ver como la ambición de dinero, poder puede llevar a la gente a cometer los actos más bajos con el fin de satisfacer sus necesidades.